La teoría del desarrollo cognitivo trata de explicar los procesos relacionados con el conocimiento, como vamos aprendiendo, como utilizamos la memoria, como desarrollamos lenguajes o procesos más complejos como la percepción y resolución de problemas.

El ser humano es quizás el único animal en la Tierra que ha desarrollado una curiosa capacidad para apreciar un concepto abstracto: la belleza. Dominamos innatas definiciones de espacio, formas, colores, texturas, sabores, sonidos, entre otras cosas, y les damos valores extremos con una gama infinita de posibilidades: de pequeño a grande, rectos, circulares, claros, oscuros, las opciones son tan grandes como la misma imaginación.

Así mismo, por la forma en que aprendemos y acumulamos el conocimiento, desarrollamos habilidades para analizar nuestro entorno y resolver problemas. basados en nuestras capacidades cognitivas, los humanos somos tan diferentes que nunca encontraríamos dos similares. Para mí esa es una de las cosas más lindas que nos brinda la evolución, la variedad humana.

Me fascina ver el humano que tiene una capacidad alta de apreciar alguna forma de belleza, aprender de ella, comunicarla, que desarrollan una pasión que contagia a otros. Pasión que muchas veces le convierte en un ente no solo testigo de la belleza, sino en un creador de esta. Me fascina conversar con pintores, escultores, músicos, chefs, ingenieros, arquitectos, jardineros, escritores, y escuchar como aprecian la belleza y como la crean. Por supuesto no todos entienden este concepto, hay arquitectos sin sentido de belleza, que no van a ningún lado y no llegan a triunfar es sus profesiones. En mi opinión, el aprecio a la belleza es la diferencia entre un buen profesional y uno que no lo es, también el amor al detalle. No estoy interesada en el edificio que construyó en sí, sino porque lo hizo de esa forma, más allá de las razones de utilidad requeridas por el contratista, me gusta conocer la historia detrás de la pintura, del poema, ¿qué les inspira y hasta dónde llega esa fuente de inspiración?

En la película “Il Postino” del director Michael Radford, Mario Ruoppolo (Massimo Troisi) decide dar de regalo a su amigo Pablo Neruda (Phillipe Noiret) un recuerdo de su pueblo, el que decide hacerlo con la grabación de los sonidos de este: los pescadores, las olas, entre otros. Imaginen esa parte linda de la película, el amor a la belleza expresada por medio de los sonidos. Te hace soñar.

Cuando era pequeña, mi mamá tomó su propio emprendimiento como fotógrafa para ayudar en los ingresos de la casa, vivíamos con lo que mi padre podía generar como un artesano del calzado, él preparaba las hebillas y accesorios que otros artesanos usarían para construir zapatos. En algún momento empecé a ayudar a mi mamá con el negocio, al principio ayudando a etiquetar los negativos, organizar y entregar las fotos, y eventualmente empecé también a tomar fotos.

Esto me ayudó especialmente durante mis estudios universitarios, los cuales pude pagar en gracias parte a trabajos fotográficos que hacia en fiestas, cumpleaños, matrimonios, bautizos, también entregando fotos de otro gran amigo fotógrafo de mi mamá y también mi amigo, el señor Don Cueva, o Don Cuevita como le solíamos llamar.

Mi padre en su momento también contribuyó mucho a esta pasión. No recuerdo si fue en 1994 o 1996, cuando el me compró una cámara Minolta con dos lentes, un regalo que me pareció la cosa más bella sobre la tierra, no solo me regalaba una fuente de sustento económico que usaría para mejorar mis ingresos durante mis estudios, sino que se desarrollaría en una pasión. Se convirtió en mi forma de ver la belleza del mundo, de apreciarla y comunicarla a otros. Nadie tenía una cámara tan bella como la mía; fotógrafos profesionales me daban buenos complementos y hasta llegaron a pedirme que se las preste o alquile. Compañeros en la escuela de biología me pidieron en varias ocasiones que les acompañe a viajes de campo para que tome fotos, fui al mar, a las montañas, a bosque húmedos, y la utilicé en mis proyectos con ballenas jorobadas, delfines, aves endémicas y migratorias, en el proyecto con niños de la calle. Fue mi compañera en mi viaje de voluntariado a Green Chimneys, una finca educativa para niños en Nueva York, y mis estudios en la Universidad de Mississippi, donde finalmente dejó de trabajar, justo en medio de un trabajo para una amiga diseñadora. Quizás pude llevar a repararla, pero ya empezaba la era digital, así que escogí guardarla como un tesoro invaluable que aun conservo.

Nunca me he considerado una fotógrafa profesional, siempre me faltó técnica y tiempo, la vida me ha tenido muy ocupada con otras cosas.

He tomado muchas fotos de los tantos sitios que he visitado, he querido capturar la como esos lugares me han hecho sentir, y he querido compartir esto con mi gente; no ha sido un éxito en todas partes. Igualmente, aquí hay una mezcla de colores que espero sepas disfrutar y apreciar.

The theory of cognitive development tries to explain the processes related to knowledge, how we learn, how we use memory, how we develop languages ​​or more complex processes such as perception and problem solving.

The human being is perhaps the only animal on Earth that has developed a curious capacity to appreciate an abstract concept: beauty. We master innate definitions of space, shapes, colors, textures, flavors, sounds, among other things, and we give them extreme values ​​with an infinite range of possibilities: from small to large, straight, circular, light, dark, the options are so great. like the same imagination.

Likewise, by the way we learn and accumulate knowledge, we develop abilities to analyze our environment and solve problems. Based on our cognitive abilities, humans are so different that we would never find two alike. For me that is one of the most beautiful things that evolution offers us, the human variety.

It fascinates me to see the human that has a high capacity to appreciate some form of beauty, learn from it, communicate it, that develop a passion that infects others. Passion that many times makes him an entity not only a witness of beauty, but a creator of it. I love talking to painters, sculptors, musicians, chefs, engineers, architects, gardeners, writers, and listening to how they appreciate beauty and how they create it. Of course, not everyone understands this concept, there are architects without a sense of beauty, who do not go anywhere and do not succeed in their professions. In my opinion, the appreciation of beauty is the difference between a good professional and one that is not, also the love of detail. I am not interested in the building that he built itself, but because he did it that way, beyond the utility reasons required by the contractor, I like to know the story behind the painting, the poem, what inspires them and even Where does that source of inspiration come from?

In the film “Il Postino” by director Michael Radford, Mario Ruoppolo (Massimo Troisi) decides to give his friend Pablo Neruda (Phillipe Noiret) a souvenir of his town as a gift, which he decides to do by recording its sounds: the fishermen, the waves, among others. Imagine that beautiful part of the movie, the love of beauty expressed through sounds. It makes you dream.

When I was little, my mother started her own venture as a photographer to help with the income of the house, we lived with what my father could generate as a shoe artisan, he developed, among various things, the buckles and accessories that other artisans would use for build shoes. At some point I started helping him with the business, at first helping to label the negatives, organize them, label and deliver the photos, and eventually I started taking photos as well.

This helped me especially during my university studies, which I was able to pay in large part to photographic work that I did at birthday parties, weddings, baptisms, also delivering photos of another great photographer friend of my mother and also my friend, Mr. Don Cueva , or Don Cuevita as we used to call him.

My father at the time also contributed a lot to this passion. I don't remember if it was in 1994 or 1996, when he bought me a Minolta camera with two lenses, a gift that seemed to me the most beautiful thing on earth, he not only gave me a source of economic support that I would use to improve my income during my studies, but would develop into a passion. It became my way of seeing the beauty of the world, appreciating it and communicating it to others. Nobody had a camera as beautiful as mine; Professional photographers gave me good accessories and even asked me to lend or rent them. Classmates in biology school asked me on several occasions to accompany them on field trips to take photos, I went to the sea, to the mountains, to humid forests, and I used it in my projects with humpback whales, dolphins, endemic birds and migrants, in the project with street children. She was my partner on my volunteer trip to Green Chimneys, a children's educational farm in New York, and my studies at the University of Mississippi, where she eventually stopped working, right in the middle of a job for a designer friend. Maybe I could take it to be repaired, but the digital age was already beginning, so I chose to keep it as a priceless treasure that I still keep.

I have never considered myself a high-level photographer, I always lacked technique and time, life has kept me very busy with other things.

I have taken many photos of the many places I have visited, I have wanted to capture how those places have made me feel, and I have wanted to share this with my people; It hasn't been a hit everywhere. Likewise, here is a mix of colors that I hope you know how to enjoy and appreciate.